Hoy en día, todo el mundo dice que se lo pasa de puta madre en la cama. Yo no lo dudo. Lo que no me trago es que sea haciendo el amor.
Porque, francamente... el sexo es un coñazo. Lo que pasa es que está sobrevalorado. Vamos a ver: ¿cuánto dura el orgasmo masculino? Pues el orgasmo-orgasmo, propiamente dicho, dura... yo que sé, lo que tarda uno en tomarse un chupito. ¿Y para eso tanto trabajo? Quedar, ducharse... convencerla. ¡Joder! Al menos para lo del chupito no tienes que convencer al camarero.
- Venga, tonto, pónmelo, si no te va a pasar nada...
Pero hay muchas más cosas que me cabrean del sexo. En primer lugar, el sexo es sexista. Porque hay que ver lo mal vista que está la eyaculación precoz. Y, sin embargo, una tía que llega al orgasmo en cinco minutos, ¡se la rifan! Coño, ¡esto es una injusticia! Es como si en las Olimpiadas, a la tía que gana los cien metros le dan una medalla, y al tío... lo llevan al sexólogo.
El sexo está bien al principio... por la novedad, pero en cuanto empiezas a practicarlo en pareja la cosa se jode.
Por ejemplo, intentar tener un orgasmo simultáneo es imposible. Es como pretender ponerse de acuerdo para eructar al mismo tiempo. Eso no hay quien lo controle. ¿Ustedes han visto parejas que eructen a al vez? ¿Se imaginan? Él, eructando de repente, y ella:
- Eres un egoísta, no me has esperado.
Acabaríamos todos fingiendo los eructos.
Además, si eres tío, el sexo es como la mafia: nunca puedes decir que no. Siempre tienes que tener ganas. Un ejemplo: yo estoy en una exposición de arte figurativo etrusco -una cosa muy común- y llega Naomi Campbell y me dice que quiere hacer el amor conmigo -algo también muy común-. Bueno, pues si le digo que no me apetece, al día siguiente media España piensa que soy gay. En fin, que al final haces un esfuerzo y acabas acostándote con ella... pero por el qué dirán.
¡No hay derecho, joder! Es como si vas a un restaurante, no te apetece solomillo y el maître va por ahí diciendo que eres vegetariano. Aunque hay maîtres que hacen cosas peores: te hacen sentir como si te estuvieran haciendo el amor. Se pegan toda la comida vigilándote para ver cómo te lo pasas. Y luego te preguntan:
- ¿Le ha gustado al señor?
Que te dan ganas de decirle:
- Sí. ¿Y usted, ha disfrutado, o me lo he comido demasiado rápido?
Pero lo que ya me parece una vergüenza es esa gentuza que se gana la vida con el sexo: los sexólogos. El sexólogo es un tío que va de experto porque tiene un diploma en la pared firmado por el rector de la Universidad. ¡Pues vaya! Lo que tenía que tener es una declaración jurada de su mujer.
Porque, ¿qué pasa? ¿Que el rector se ha acostado con él? ¿Y cómo sé yo que a mi chica le va a gustar lo mismo que al rector?
Además, todos los sexólogos te dicen lo mismo: "Al sexo hay que echarle imaginación". ¡Coño, con lo incómodo que es eso! Antes, todo lo más, había dos posturas: me apetece o no me apetece. Pero ahora... ¿ustedes han leído el Kamasutra? Para echar un polvo tienes que ser Nadia Comaneci.
Que si "la carretilla"..., que si "el molinete"..., que si "la variante de la medusa"... ¿La variante de la medusa? ¡Joder! ¡Si yo no sé no hacer la medusa!
Otra cosa que te dicen mucho es que "en el sexo todo está permitido si los dos están de acuerdo". Ya, pero si somos tres y uno no quiere, ¿qué? ¿Aplicamos la mayoría y que se joda?
Pero lo peor de esto de las innovaciones es que te conduce a perversiones muy estúpidas. Por ejemplo: insultarse mientras se hace el amor. Tú estás allí intentando hacer la medusa, controlando la eyaculación... y ella:
- ¡Cerdo, bestia, animal...!
Y claro, al final te calientas y le dices:
- ¡¿Y tú... lo mal que aparcas?!
En fin, está claro que el sexo es un coñazo. Porque... además, si es del género tonto... Si el sexo fuera tan bueno como dicen, el PP ya lo habría privatizado.
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