miércoles, 1 de abril de 2009

La velita

La señora Donovan caminaba por la calle O'Connell de Dublín cuando se cruzó con el padre Rafferty.

El padre le dijo:
- Muy buenos días. ¿No es usted la señora Donovan a quién casé hace dos años?

Ella contestó:
- Efectivamente, padre, soy yo.

El sacerdote le preguntó:
- ¿No han tenido niños, aún?

Ella respondió:
- No, padre, aún no.

El padre dijo:
- Bueno, la semana próxima viajo a Roma así que, si quiere, encenderé una vela por usted y su esposo.

La señora Donovan contestó:
- Oh, padre, muchas gracias. Le estaremos muy agradecidos.
Y ambos siguieron su camino.

Años más tarde se encontraron nuevamente. El sacerdote preguntó:
- Bueno, señora Donovan, ¿cómo se encuentra usted ahora?

Ella contestó:
- Muy bien, padre.

El cura preguntó:
- Por favor, dígame: ¿han tenido niños ya?

Ella respondió:
- Oh, sí, padre, tres pares de mellizos y cuatro criaturas más. En total, diez.

El padre dijo:
- ¡Bendito sea el Señor! ¡Qué maravilla! ¿Y dónde está su amante esposo?

Ella contestó:
- ¡Camino de Roma, a ver si puede apagar la puta vela!

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