Después de 20 años de casados, una pareja estaba acostada en la cama una noche, cuando la esposa sintió a su marido acariciarle de una manera que no lo había hecho en bastante tiempo. Sus caricias eran muy sensuales, empezando por la nuca hasta llegar a su espalda. Después, acarició sus hombros, bajando lentamente hacia sus senos y parando justo después de su ombligo.
Después, puso su mano en el interior de su brazo izquierdo, acariciando el lado de su seno, bajando por su costado, sobre la nalga, hasta llegar a la pantorrilla. Siguió hacia arriba por el interior de su pierna parándose en la ingle. Repitió las mismas caricias en el lado derecho y, de repente, se paró, se dio media vuelta y se puso a ver la televisión.
La esposa, que estaba muy excitada, le preguntó con una voz muy dulce:
- Lo que estabas haciendo estaba maravilloso. ¿Por qué paraste?
Y él le respondió:
Ya encontré el mando...
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