En esta ocasión, quiero compartir con vosotros un correo electrónico que he recibido y dice así:
Aunque parezca cómico, todos los maestros y profesores nos hemos enfrentado (y seguimos haciéndolo) a situaciones parecidas a ésta:
Para todos los que sois profesores, maestros y padres.
Esta trascripción, aunque parezca exagerada, es verídica y exacta. Esto es una clase de inglés con 1º de ESO (11/12 años), un jueves a 5ª hora. Sólo es un ejemplo. Los nombres de los alumnos son ficticios para que su ignorancia quede en la intimidad de la clase.
Yo: Bueno, chicos, hoy vamos a estudiar el vocabulario de las comidas en inglés. Copiad estas cinco categorías (las escribo en la pizarra) y escribís en cada columna todas las palabras que os sepáis.
Amanda: ¿En inglés?
Yo: Sí, mejor que en ruso, en inglés.
Luis: Profe, ¿cuántas categorías?
Yo: Cinco. Las que hay en la pizarra.
Luis: A mí no me caben.
Yo: Pues prueba a poner la hoja apaisada.
Luis: ¿Qué significa apaisada?
Yo: Horizontal, o sea, así (lo demuestro).
Juan: ¿Qué título ponemos?
Yo: Prueba con "Food", que es el que he escrito en la pizarra.
Fran: ¿Puedo hacerlo a lápiz?
Yo: No, no puedes. Ya sabes que en el cuaderno sólo se escribe con bolígrafo.
Jessika: ¿Cómo se dice pepino?
Yo: He dicho que escribáis el vocabulario que sepáis vosotros. No el que sepa yo.
Noel: ¿El huevo es una verdura?
Yo: No, no es una verdura.
Federico: ¿Qué título ponemos?
Yo: Lo he dicho ya dos veces.
Amanda: ¿Se puede poner "rechiken"?
Yo: No, porque repollo no se dice así en inglés (risas generalizadas).
Nieves: ¿Cómo se dice calamar?
Yo: He dicho que escribáis el vocabulario que sepáis vosotros, no el que sepa yo.
Jesús: ¿Hay que escribirlo en el cuaderno?
Yo: Pues a no ser que quieras escribirlo en la mesa...
Ricardo: Profe, pero, ¿qué hay que hacer?
Yo: ¿Pero tú te has lavado las orejas esta mañana?
Nieves: ¿Puedo poner zumo en la categoría de postres?
Yo: Mejor ponlo en la de líquidos.
Fran: ¿Puedo poner pollo en la categoría de postres?
Yo: En este continente, no.
10 minutos después...
Yo: Bueno, ahora vamos a empezar. Lenvantáis la mano y vais diciendo palabras; yo las escribo en el encerado. Empezamos con las verduras.
Levantan la mano diez alumnos y todos gritan a la vez distintas verduras: ¡brocoli!, ¡carrots!, ¡salad!, ¡pepination!, ¡eggs!
Yo: He dicho que los huevos no son una verdura. Y por favor, levantad la mano y esperad a que yo os nombre para decir la palabra porque no tengo diez orejas para entenderos a todos al mismo tiempo. ¡Arturo, no le pases notitas a María que se las leo al resto de la clase!
Arturo: ¿Con cuál empezamos?
Yo: Con las verduras. Empieza tú, Marisol.
Marisol: Es que se me ha olvidado el cuaderno en casa.
Yo: ¿Y qué llevas haciendo estos quince minutos, criatura? A ver, hazlo tú, Pepe.
Pepe: ¿Quién, yo?
Yo: Eres el único Pepe que hay en la clase, así que vas a ser tú.
Pepe: Orange.
Yo: La naranja me la pones en frutas, por favor.
Juan: Profe, el otro día oí un chiste verde. ¿Puedo contarlo?
Yo: Pues aunque haya verduras de por medio, no, no puedes contarlo.
María: ¿Esto cae en el examen?
Yo: Bueno, puede que tengáis suerte y para entonces esté recuperándome de esta clase en un sanatorio mental y, entonces, no habrá examen.
Todos: ¡¡BIEEEEEEEN!!
¡Y luego dicen que tenemos demasiadas vacaciones! Yo os aseguro que con cuatro de estas clases al día alguno ya estaría pensando en el suicidio tirándose al tren o a la guagua.