Un vasco va en un tren sentado frente a una rubia estupenda, vestida con una minifalda muy corta. El hombre intenta no fijarse en sus preciosos muslos pero no es capaz de retirar su mirada. De tanto fisgonear, se da cuenta de que la chica va sin ropa interior. La rubia se da cuenta de que él la mira justo ahí y le dice:
- Me estás mirando el chichi, ¿verdad?
- Sí, disculpa -responde sonrojado el vasco tras apartar la mirada.
-Está bien, no te preocupes -responde la mujer-. ¿Sabes? Es muy hábil. Mira ésto, voy a hacer que mi chichi te guiñe un ojo.
Dicho y hecho. El hombre ve asombrado cómo el chichi le echa un par de guiños. Él, totalmente asombrado, se pregunta qué otras cosas podrá hacer.
- También puedo hacer que te tire un beso.
La chica se sube un poco más la falda para que él tenga una vista completa y despejada. Acto seguido, el chichi increíblemente contrae sus labios y le tira un beso con sonido incluído.
- ¡Muac!
El vasco no podía creer semejante expresión de raro talento.
- Ven y siéntate a mi lado -sugiere la mujer, ya entrada en calor.
El hombre, ni corto ni perezoso, se sienta a su lado. La rubia, con voz melosa, le pregunta:
- ¿Quieres meter dentro un par de dedos...?
Paralizado de asombro, el vasco responde:
- ¡¡No me jodas que también silba!!
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