jueves, 31 de enero de 2013

Carta de una madre a su hijo

Querido hijo:

Te mando esta carta para que sepas que estoy viva. Escribo despacio porque sé que no puedes leer deprisa. Si recibes esta carta es porque te llegó; si no, avísame y te la mando de nuevo.

Tu padre leyó que, según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro del hogar, así que nos hemos mudado mucho más lejos. No te doy la dirección porque no la sé; resulta que la última familia que vivió aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio.

El lugar es precioso y el clima no es tan malo. La semana pasada sólo llovió dos veces: la primera duró tres días y, la segunda, cuatro. Y la casa es genial, tiene hasta lavadora, aunque no estoy segura de si funciona o no; ayer metí ropa y tiré de la cadena, y no he vuelto a ver la ropa desde entonces... La cocina nueva funciona con gas; el otro día explotó y tu padre y yo salimos disparados por el aire, cayendo en el jardín. ¡Qué emoción, era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos en muchos años...! Vino el médico a casa, me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera durante tres minutos. Tu padre trató de comprarle el tubito.

Hablando de tu padre, ha encontrado un trabajo importante, tiene más de quinientas personas por debajo de él. Es el encargado de cortar la hierba del cementerio. Por cierto, por fin enterramos a tu abuelo; encontramos el cadáver con lo de la mudanza: estaba en el armario desde el día en que nos ganó jugando al escondite.

Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, parió, pero como todavía no sé de qué sexo es, no te sé decir si eres tío o tía. Si el bebé es una niña, tu hermana la va a llamar como yo. Qué raro que quiera llamar a su hija "mamá"...

Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada; ella le dijo que sí, de siete meses ya. Tu padre le preguntó, entonces, que si estaba segura de que el hijo era de ella. La Pilarcita dijo que sí. Moza de hierro tu hermana Pilar, qué orgullo; de tal palo, tal astilla.

Paco, tu primo, se casó y resulta que le reza todas las noches a la esposa, porque es virgen.

Tu perro Puki nos tiene preocupados; se empeña en perseguir a los coches que están parados. A quien tampoco hemos vuelto a ver por aquí es al tío Venancion, el que murió el año pasado.

¿Recuerdas a tu amigo Clodomiro? Ya no está en este mundo... Su padre murió hace dos meses y pidió ser enterrado en el lago. Tu amigo murió cavando la fosa en el fondo del lago.

¡Pásmate! Tu hermano Juancho cerró el coche y se dejó las llaves dentro. Tuvo que ir corriendo a casa a por la copia de las llaves, para poder sacarnos a todos del coche.

Con respecto a la chaqueta que pediste, tu tío Fulgencio dijo que si la mandábamos con los botones puestos pesaría demansiado y el envío sería muy caro, así que le quitamos los botones. Los pusimos en el bolsillo.

Bueno, hijo, si ves a doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada.

Tu madre, que te quiere,

Josefa

PD: Te iba a mandar diez euros, pero ya he cerrado el sobre.

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